Hoy tendré el honor de compartir con cada uno la historia de vida de una mujer excepcional, mujer valiente que ha vivido momentos difíciles que han puesto a prueba su convicción; destacándose profesionalmente dejando huellas positivas y de crecimiento en sus alumnos y personas que han convivido con ella. Como hemos venido tocando el tema de Inteligencias Múltiples; hoy comparto la historia de vida de una profesional que ha desarrollado la Inteligencia Interpersonal, definiéndose como la capacidad de escuchar, comprender los sentimientos, gestos, pensamientos de los demás, mostrando empatía.
Es importante resaltar que dentro del tema de Inteligencias Múltiples se resaltan los conceptos de "experiencias paralizantes"(Armstrong) y "experiencias cristalizantes" (Gardner), las cuales son importantes para desarrollar una inteligencia o limitar su desarrollo. Dentro de la historia de vida buscaré destacar la experiencia cristalizante y en algún momento alguna experiencia paralizante. Un honor compartir la siguiente historia de vida.
Mi nombre es Verónica Espada Chávez; nací en una finca del país de Guatemala; desde mi niñez veía a mi alrededor que no todos contaban con las mismas oportunidades y que mi vida y la vida de los demás eran muy diferentes; en ese momento mis padres no comprendían la desigualdad que yo veía, pero yo sabía que todos los seres humanos somos iguales, y desde ese entonces despertó en mí una necesidad de justicia, igualdad; descubriendo que el área humanista era mi fuerte, que yo debía y tenía que hacer algo por los demás, era parte de mi obligación. De esa forma a los 4 años de edad tuve mi primera experiencia cristalizante, lo cual impulsó en mí el desarrollo de la inteligencia interpersonal y el área humanista.
Inicialmente me decidí por ser médica, pero la vida me fue llevando por otros caminos; debido a que pertenezco a la generación donde la guerra interna era profunda y la desigualdad era aún mayor de lo que es hoy día, fui parte de los grupos que no eran bien vistos porque nos dedicábamos a ver las desigualdades humanas, que es la parte humanista que debemos defender todos, no solo la teoría sino la práctica y eso precisamente me llevó al exilio y dejé de estudiar medicina quedándome en cuarto año de la carrera.
Dentro de mis experiencias paralizantes, en algún momento, fue desafiar al sistema y tener que haber abandonado mi país, siendo el exilio una de las experiencias más traumáticas que el ser humano puede vivir, pero no me arrepiento, me siento orgullosa y satisfecha de haber tenido una juventud aguerrida; experiencia que pudo paralizarme en algún momento, pero que también me impulsó a continuar desarrollando aún más la inteligencia interpersonal.
Después de un exilio de más de veinte años, regresé a Guatemala y decidí estudiar Psicología porque me gusta y es el área que se asemeja a la medicina y es allí donde surge mi pasión por la Psicología y todo lo que tiene que ver con el ser humano, con las relaciones que tenemos con los otros, con la necesidad de ser mejores, pero no solo nosotros, sino hacer mejores a los demás y esa es la esencia de mi pasión por el área humanista. Por ello fui preparándome en esta área, teniendo hoy día un diplomado en Logoterapia y sentido de la vida, una maestría en Psicología Clínica y Salud Mental, un post grado en Victimología y Mecanismo de intervención en violencia contra la mujer y maltrato infantil, llegando a tener un Doctorado en Psicología Clínica y Salud Mental, lo cual me a ayudado en reforzar aún más la inteligencia interpersonal.
Puedo resaltar que otra de las experiencias cristalizantes que estimularon en mí el desarrollo del área humanista y la inteligencia interpersonal, fue vivir mucho tiempo con mi abuelita materna, quien fue maestra; dándome pauta de relacionarme con los otros, de tal manera que yo pudiera aprender a relacionarme, a sentirme bien con los demás y que los demás se sintieran bien conmigo, a jamás tratar de ser más que los demás, sino siempre sentirme parte de todo el mundo; fue ella quien con su ejemplo me dio la capacidad de tener relaciones que hoy las continúo teniendo.
Con el desarrollo de la inteligencia interpersonal y destacándome en el área humanista, he tenido varias experiencias gratificantes, dentro de las cuales puedo mencionar en el área profesional, que la experiencia más enriquecedora ha sido la docencia. Fueron 11 años de docencia que disfruté plenamente, porque con la docencia eres capaz de transmitir y hacer cambios en las otras personas. Soy de la opinión que no soy quien lo sabe todo, es que aprendemos juntas, nos retroalimentamos y es lo más gratificante que existe. Ver hoy más de nueve generaciones de colegas que son grandes profesionales, que tienen trabajos en donde están brillando, no como estrellas de televisión, sino brillando porque son capaces de trascender y cambiar a otros seres humanos; para mí eso es brillar. Estoy segura de que eso hice, cambiar a mis alumnos, haber trascendido es esas almas, en esos seres humanos y es lo que ha movido todas las estructuras de mi ser como profesional y ser humano.
Doctora en Psicología Clínica y Salud Mental: Verónica Espada Chávez.
Retomando lo escrito en un inicio, pudimos ver que dentro de la historia de vida, nuestro personaje excepcional ha vivido experiencias paralizantes que detuvieron en algún momento su sueño, pero no lograron matar en ella esa pasión de seguir luchando por los demás, que es donde se resalta la inteligencia interpersonal, marcado muy fuerte en ella. También es necesario prestar atención a las experiencias cristalizantes, que puede ser un evento o una persona que marca e impulsa en cualquier persona el desarrollo de alguna de las inteligencias múltiples. Debemos ser personas que brindemos experiencias cristalizantes a quienes nos rodean para desarrollar en ellos alguna o todas las inteligencias existentes.
Bibliografía:
Armstrong, T. (2000). Inteligencias múltiples en el aula. PAIDÓS Educación.